
Giacomini, al final de la temporada 1960-61 se vendió al Genoa, Bettini al Inter. Fue el fin. La sociedad no logró sustituir adecuadamente los vendidos. Decepcionaron sobre todo el controcampista Galli, que se quedó en Friuli hasta noviembre, y Bonafin. El comienzo fue gradual, todo el campeonato fue un calvario. Inútilmente el presidente Bruseschi trató de remediar fichando desde el Lazio Rozzoni, uno de los mejores goleadores de nuestro fútbol. Volvió a llamar Selmosson y la dirección técnica se delegó a Alfredo Foni, ex d.t. de la nacional. Regresó a Udine también el centrocampista Silvano Moro. Nada de nada, Udinese concluyó en último lugar con solo 17 puntos.
La parábola descendiente del Udinese no se paró. Después dos campeonatos en B, 1962-63 y 1963-64, hubo el descenso en C. El consejo directivo de A.C.U. nombró a Giuseppe Bertoli comisario extraordinario. Los resultados todavía no se vieron y el equipo concluyó en el lugar undécimo con Severino Feruglio, nuevo entrenador, obligado a abandonar la dirección técnica por problemas de salud. El único alivio llegó desde el equipo juvenil de Gigi Comuzzi, que ganó el título nacional.
La parábola descendiente del Udinese no se paró. Después dos campeonatos en B, 1962-63 y 1963-64, hubo el descenso en C. El consejo directivo de A.C.U. nombró a Giuseppe Bertoli comisario extraordinario. Los resultados todavía no se vieron y el equipo concluyó en el lugar undécimo con Severino Feruglio, nuevo entrenador, obligado a abandonar la dirección técnica por problemas de salud. El único alivio llegó desde el equipo juvenil de Gigi Comuzzi, que ganó el título nacional.